Se trata de un evento importante, no sólo por el tema en cuestión, sino por otros dos puntos:
- Primero porque se trata de un hito en nuestro ámbito el que los resultados de una inversión realizada con dinero público hayan sido puestos al alcance de todos, devolviendo el producto directo de esa inversión a los ciudadanos (aquí se puede obtener).
- Y segundo porque posibilitó que las estrategias del Ayuntamiento de Madrid (o de cualquier otro) sobre el espacio urbano pudieran ser debatidas por los ciudadanos, lo que pudiera hacer posible una futura retro-alimentación.
Pero uno apreció esa nueva función que están tomando ciertos agentes técnicos surgida de la necesidad de romper el autismo del urbanismo oficial de la administración pública: la de hacer de intermediarios entre los ayuntamientos y los ciudadanos en la intervención sobre el espacio urbano. De catalizadores e intérpretes, así como de interpretantes.
Y se trata de una labor muy importante, sobre todo porque esa retro-alimentación generada es un gran "banco de ideas" (usando palabras del propio alcalde). Si esa retro-alimentación se aprovecha y se sabe gestionar, se pueden evitar comportamientos de ciudad esquizofrénica que hace lo contrario de lo que propone.
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