lunes, 25 de marzo de 2013

La malla ortogonal tiene un arma secreta: el chaflán

 La trama reticular es esa malla geométrica de calles ortogonales entre sí, dejando parcelas regulares en los espacios generados, y que se podría aplicar hasta el infinito sobre un territorio (y, de hecho, prácticamente tenemos ejemplos de ello, fenómeno que se conoce como sprawl o dispersión urbana), ya que no considera la necesidad de adaptarse o siquiera tener en cuenta la orografía o los elementos naturales para extenderse.

 Resulta ideal para el desarrollo de nuevos territorios, sobre todo porque facilita una rápida aplicación de la parcelación, urbanización y edificación, únicamente contando, como herramientas, con una regla o una cuerda.
 Por eso ha sido aplicada mayormente en la creación de nuevas ciudades, pero también a la hora de desarrollar nuevos barrios masivos con vocación de adherirse al núcleo urbano (lo que se conoce como Ensanches). Y, probablemente, el Ensanche más popular haya sido el de Barcelona.

 ¿Pero por qué la aplicación de una retícula uniforme en Barcelona ha producido una trama urbana rica y fértil, mientras que en Detroit (por ejemplo) ha supuesto un modelo de ciudad con raquitismo?
 El elemento diferenciador en la malla de Barcelona es el chaflán que ideó Cerdà para favorecer la circulación (y que, conscientemente o no, tiene la forma de ese escudo de la ciudad).

Cuadrículas de Santiago de Chile, Barcelona, Filadelfia, Turín, Berlín, Manhattan
 La retícula está compuesta por una repetición regular de manzanas cuadradas con las esquinas recortadas, obteniendo de esta forma un espacio ideal para colocar soberbios comercios, accesos a viviendas o simplemente permitir el encuentro temporal y el desahogado fluir peatonal. No es, por tanto, un poder esotérico emanado de una configuración geométrica filosofal, es simplemente el lugar donde confluyen más personas. ¿Por qué no aprovecharlo?

 Desde aquí, tenemos bastantes ejemplos de revitalizaciones comerciales aplicando, en mayor o menor medida, este concepto de cruces achaflanados que actúan como "micro-plazas", además del ensanche barcelonés: el barrio de Salamanca en Madrid y, por supuesto Palermo en Buenos Aires (el primero, acoge la conocida "milla de oro" y el segundo, una pléyade de las más largas y sostenidas revalorizaciones de precios de la ciudad).


Ver en Google+

Ver una entrada al azar