Los arroyos de montaña que alimentan al Manzanares nacen en el llamado Ventisquero de la Condesa, a 2.050 metros de altitud, muy cerca de la Bola del Mundo.
La primera de las dos grandes presas de regulación hidráulica del Manzanares es la de Santillana, justo al pie de La Pedriza, aquí finaliza la vida “silvestre” del llamado “aprendiz de río”. Aguas abajo, a la altura de Mingorrubio la presa de El Pardo es la segunda obra hidráulica de regulación del cauce. Esta presa controla de manera total el paso de caudales hacia la ciudad.
Dado que las lluvias están siendo regulares y persistentes y en la cabecera del Manzanares aún quedan restos del nieve, esto provoca que sucesivamente las presas de Santillana y el Pardo alcancen cifras muy cercanas al 90% de capacidad, límite de seguridad para que se tome la decisión de desembalsado. Del mismo modo, por motivos obvios de seguridad las presas urbanas de Madrid Rio han de ser abiertas para permitir que este cauce fluya.
Hasta unirse al Jarama en Rivas-Vaciamadrid ha recorrido 83 kilómetros aportando en este punto un caudal medio de 12 metros cúbicos por segundo, que salvo momentos puntuales supone una cantidad de caudal mayor que el que entraría de manera natural desde Mingorrubio; se trata del agua que aportan las diversas depuradoras del Ayuntamiento.
Es decir, una parte sustancial del caudal habitual del Manzanares en el casco urbano corresponde a los aportes ya tratados de la depuradora de Viveros ubicada en Puerta de Hierro, casi 3 metros cúbicos por segundo.
-vía espormadrid.es, de visita obligatoria si te interesa Madrid.
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