Esta concepción ha sido reforzada en los últimos años por un "urbanismo de productos" que reduce el concepto de proyecto urbano. La arquitectura urbana puede ser muy interesante, pero no es lo mismo que el urbanismo y el proyecto urbano.
El urbanismo de productos, vinculado a estrategias de competitividad y a una cierta sumisión a la iniciativa privada, orientado por los poderes públicos, podría convertirse en un factor de construcción de una lógica de ciudad que, partiendo de la fragmentación fuera capaz de reducirla en lugar de acentuarla, como generalmente sucede.
Esta tendencia al urbanismo de productos se justifica no sólo por el negocio privado. También para reducir el riesgo de la diferencia y la heterogeneidad. La seguridad pasa a ser el único horizonte deseado y se vuelve sinónimo de homogeneidad, transformando la ciudad en una maqueta, en un no-lugar.
-Jordi Borja. "La Ciudad Conquistada".
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