Los nuevos ensanches que se han desarrollado en la ciudad de Madrid en el último decenio se han inscrito principalmente dentro de unas figuras urbanísticas conocidas como PAU -Programa de Actuación Urbanística- que, básicamente, no es más que el marco legal para desarrollar urbanísticamente áreas integradas que no estaban contempladas inicialmente por el Plan General (urbanizables pero no programadas).
Generalmente se ha tratado de nuevos barrios enteros, de corte residencial: PAU de Sanchinarro (noreste de la ciudad), Las Tablas (noroeste) o PAU de Vallecas (sureste), entre otros.
De este último ensanche en concreto es del que se hablaba en el post anterior, porque es el máximo exponente de esta forma de desarrollo; no sólo porque su superficie y edificabilidad supera con creces a las del resto de PAUs, sino porque su planificación se ha realizado de espaldas a un barrio ya existente en la zona y con una fuerte identidad propia.
Carlos Osorio, un incansable descubridor de auténticas joyas de Madrid, hace otra descripción de lo que significan los PAU en su blog Caminando por Madrid que, quizás, resulte más adecuada con el resultado obtenido:
"Barrios donde las calles son autopistas lentas y las plazas son glorietas, donde no hay tiendas ni bares en las calles y para todo hace falta el coche."
Lo queramos evitar o no, el tiempo termina poniendo todo en su lugar y,
al final, los únicos que juzgarán la situación serán los propios ciudadanos.
Sólo nos queda esperar que, dentro de diez años, nos encontremos con que esto que se ha construido son unas zonas valiosas para la ciudad y no unos agujeros socioeconómicos, focos de más problemas que beneficios.
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